Por Rafael Claudín
Ciudad de México, 19 de septiembre (SinEmbargo/TICbeat).- Tras el desencuentro con la agencia espacial rusa, la progresiva tendencia de la NASA (Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio) a dar paso a las empresas privadas en sus empeños espaciales se ha confirmado esta semana con el anuncio de las dos compañías que llevarán a los astronautas hasta la Estación Espacial Internacional (EEI) a partir del año 2017. Las dos elegidas han sido SpaceX y Boeing.
Las dos tendrán algo más de dos años para poner a punto las naves que se encargarán de la tarea, después de firmar sendos contratos que supondrán una importante aportación económica para ellas. Boeing recibirá nada menos que cuatro mil 200 millones de dólares para el desarrollo de su nave CST-100, en la que ya ha estado trabajando durante los últimos cuatro años.
SpaceX ya tiene buena parte de los deberes hechos. En su caso, tiene que hacer un trabajo de transformación de su nave Dragon, que ya se utiliza como vehículo de cargo para llevar materiales a la Estación Espacial Internacional. En su caso, recibirá dos mil 600 millones de dólares y aportará la nave Dragon Version 2. Puede que sean originales de diseño, pero con los nombres tienen todavía mucho camino por delante.
Según Charles Bolden, administrador de la NASA citado por PopSci, “no ha sido una elección fácil, pero esta es la mejor elección para la NASA y para la nación”. Las dos nuevas naves serán capaces de albergar a siete tripulantes cada una, utilizando diferentes cohetes, el Atlas V de la United Launch Alliance para la CST-100 y el Falcon 9 v1.1 para Dragon Version 2.
La deriva privada
La crisis ha llevado a la NASA a replantearse sus planes espaciales en los últimos años. Tras la cancelación de la apuesta por la Luna con la llegada de la administración de Obama, la agencia decidió impulsar la iniciativa privada. En 2010 inició el proyecto Commercial Crew Program para el desarrollo de la capacidad de transporte espacial privada, abaratando los costes de las misiones espaciales.
Con todo, hasta hace bien poco los viajes a la Estación Espacial Internacional se hacían en la nave rusa Soyuz. La crisis de Crimea, sin embargo, puso fin a la relación entre la NASA y Roscosmos. El fin de las relaciones no sólo afectó a los viajes a la EEI, sino a los planes más amplios de la NASA, como la llegada a Marte, planes en los que Rusia contribuía, entre otras cosas, con la fabricación de determinados componentes.
Quizá la intervención privada pueda ampliar las posibilidades del turismo espacial. No en vano, han sido dos las empresas ganadoras en el caso de la EEI, pero había una tercera en liza con grandes posibilidades, Sierra Nevada Corp, que no se ha desanimado y seguirá con el desarrollo de su Shuttle, Dream Chaser, quizá con destino comercial si no le llegan al menos las migajas de la financiación de la NASA.